La salida tuvo lugar en varias tandas, por lo que yo me zambullí en el agua una hora antes que Fernando. Tras un aceptable segmento de natación, llegaron las cinco vueltas de bici subiendo a Garabitas y en las que rodé casi siempre en solitario. Para cuando dejé mi bicicleta en los boxes, Fernando ya se encontraba en el agua, y seguía metiéndole kilómetros a su mejora en el líquido elemento. En la carrera a pie de 10Km, el calor fue el mayor protagonista. A pesar de llevar un ritmo tranquilo, el paso por ducha y el avituallamiento daba lugar a una caza de sombras por parte de los corredores.
Mientras Fernando proseguía su marcha y me recortaba unos minutos en el segmento de bicicleta. Finalmente llegada a meta, con buena animación por parte del speaker de la Fetri, pero que no estuvo acompañada por una buena organización, sobre todo si tenemos en cuenta la hora en la que tuvo lugar el evento (entre las 3 y las 7 de la tarde) en pleno mes de junio madrileño, y que no hubo avituallamientos en el segmento de bicicleta. La presencia de aficionados también fue más escasa que en las pruebas anteriores en las que habíamos participado, por lo que supuso una pequeña decepción para un triatlón que lleva el nombre de la ciudad de Madrid.
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