I have a dream...

   "I have a dream..." Martin Luther King

Durante el último mes he tenido el blog más que abandonado. El trabajo, los estudios y los entrenamientos han absorbido todo mi tiempo y he tenido que sacrificar algo de ocio y vida social para poder cumplir en todos los frentes.

   Hace aproximadamente un año, cuando empecé, sabía que iba a ser un año muy duro... pero sorprendentemente, lo he disfrutado mucho más de lo que me podía imaginar los primeros días, en los que empecé a incluir y combinar entrenamientos, clases, trabajo, etc, con el cambio que me supuso volver a cambiar de país, huso horario, estilo de vida... En algún momento puntual de los comienzos pensé que me había metido en demasiados sitios que requerían mucho tiempo y mucha dedicación, y que quizás no iba ser el mejor año para hacerlo, pero con el paso de las semanas me fui adaptando a mi nuevo ritmo de vida, empecé a no pensar en todo lo que me venía sino simplemente actuar y hacer lo que tenía que hacer en cada momento (por la mañana trabajar, por la noche entrenar, los fines de semana madruar para ir a clase y luego disfrutar con los entrenamientos largos) y pronto lo que en un principio era un ritmo sobrehumano, se convirtió en "normalidad".

   Es cierto que ha habido épocas en las que la motivación para entrenar ha sido mayor que en otras, pero siempre que terminaba un entrenamiento hacía reforzar un poco más el cuerpo, pero sobre todo la mente, sabiendo que los días en los que más me había costado salir fuera de casa a entrenar eran los que una vez terminado el entrenamiento me producían una sensación especial de autosuperación, de vencer la pereza, el cansancio acumulado de tantos días, tantos meses y tantas horas de trabajo y entrenamientos.

   La clave de todo esto reside sin duda alguna en la motivación. A pesar de que mucha gente admira la constancia, el sacrificio, la perserverancia y la capacidad de resistencia al sufrimiento, lo cierto es que a falta de menos de un mes para el día de la prueba, no creo haber hecho nada sobrehumano ni que haya requerido de ninguna habilidad fuera de lo normal.
   Las ganas de alcanzar mi objetivo, la ilusión y la felicidad de haberme preparado algo que me gusta con un AMIGO  y rodeado de la gente a la que quiero y que me ha apoyado en todo momento han facilitado que un año de preparación y retos extremos no hayan parecido duros ni exigentes sino todo lo contrario, una oportunidad para viajar, disfrutar del deporte, conocer mucha gente, adquirir nuevos conocimientos sobre tres deportes muy diferentes pero increíblemente adictivos y participar en un evento tan especial como un Ironman.

  Lo dicho... ya queda menos de un mes para nuestro gran día, y los deberes están hechos. Ya sólo espero que nos respeten las lesiones, enfermedades y accidentes de última hora y poder disfrutar de cada uno de esos 3,8Km de natación en aguas cristalinas, 180Km de manglar y costa y 42,2Km de cálido apoyo del pueblo cozumeleño y sobre todo de recompensa a la ilusión de más de un año de gozoso esfuerzo.