Madrid, Septiembre de 2010.
Corrían ya las últimas semanas del verano. El calor estival comenzaba a despedirse del asfalto de las calles madrileñas. Fernando regresaba de unas merecidas vacaciones y un servidor acaba de aterrizar en la ciudad después de mi aventura Méxicana que duró 9 meses.
Aunque durante los meses anteriores los dos habíamos practicado deporte de forma regular, en nuestros cuerpos sólo quedaban pinceladas de aquellas máquinas que habíamos esculpido durante la primavera de 2008 cuando completamos nuestro primer Maratón.
Una vez más, sale en nuestras charlas la gran experiencia que resultó dedicarnos durante aquellos meses al cultivo de nuestros cuerpos, pero sobre todo, de nuestras mentes. Sin duda, aquel día que cruzamos juntos la meta, emulando al mismísimo Filípides, había sido uno de los mejores días de nuestras vidas.
Ahora volvíamos a vivir en la misma ciudad, y con las pilas y motivación cargadas al máximo, sólo faltaba un gran reto que hiciese saltar la chispa...
"Pais, ¿y por qué no un Ironman? ¿Te atreverías?"
"¿y por qué no? Sabes que no sé nadar pero todo es ponerse..."
Desde pequeño, viviendo en Canarias y siendo nadador, escuchaba año tras año a los más mayores hablar de las proezas de los hombres y mujeres de hierro en Lanzarote... EL IRONMAN! Una prueba al alcance de pocos mortales tanto por el esfuerzo físico como mental y el sarificio personal y dedicación que exige su preparación.
Años más tarde dejé la natación por el hockey hierba, y progresivamente fui dejando este último por el atletismo. La bicicleta en cambio no había sido una compañera habitual en mi vida, salvo los veranos que pasaba en Gallegos de Solmirón (Salamanca) haciendo excursiones y carreras con mis amigos.
Pero poco a poco, vas encajando piezas, ampliando retos, y ves como aquella epopeya que escuchabas de pequeño se convierte en un sueño, para poco a poco convertirse en una posibilidad y, finalmente, en una certeza, en una filosofía y en un estilo de vida.
Así es como comenzó nuestra aventura... el final, esperamos contarlo dentro de un añito... el 27 de noviembre de 2011 desde Cozumel.
En efecto, todo surgió tal y como relata Daniel, poco a poco nos convencimos de que podía formar parte de nuestras vidas los diarios entrenamientos del triatlón más importante, y aunque queda mucho camino por recorrer tenemos ganas y voluntad que a posteriori es lo que realmente importa. La carretera y los caminos conocen desde hace años nuestra pisada ya que venimos realizando diversas pruebas de distintas distancias. Mi experiencia en el deporte de las dos ruedas es un poco más amplia, gracias a los paseos disfrutados desde pequeño con mi "orbea" gris para más tarde heredar la "peugeot" de mi padre y ascender diversos puertos de la Sierra de la Demanda. No obstante, no está todo hecho, mejor dicho, nos quedan 11 meses por delante desde el día de hoy en los que calentar, entrenar, luchar, sufrir, aguantar, estirar y esperar para finalmente (soñamos) terminar. Todo ello no será posible sin la ayuda de nuestra gente, y el apoyo de los amigos. La cuenta atrás comenzó hace meses, y el final se hará esperar, pero todo sea por recibir el mejor regalo de mi 26 cumpleaños el 27.11.2011. Vamos!
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