Tras un viaje en coche de más de 600Km, llegamos a Pontevedra el jueves por la tarde. Nos alojamos en la residencia de estudiantes Nova Caixagalicia, en la que se alojaban otros 120 triatletas que iban a competir ese fin de semana, y en su mayoría participantes de la competición universitaria. Muy buen ambiente y mucho nivel. La gente aprovechaba las horas previas a la entrega de dorsales para hacer un reconocimiento del recorrido en bici, inspeccionar la ría donde transcurriría el segmento de natación así como las empedradas calles del centro en las que se decidiría la carrera a pie.
La mañana siguiente madrugamos, y procedimos a reconocer in situ el circuito de bicicleta a modo de paseo para no cansar las piernas antes de la prueba. Comida con el resto de deportistas en la residencia a las 12.30 a base de pasta, pollo y arroz para cargas las reservas de hidratos de carbono para la prueba y siesta de media hora para relajar los músculos.
A las tres y media ya estábamos en boxes con las bicicletas y todo el material preparado para la prueba. La equipación de ICADE relucía bajo el intenso sol de la tarde, y procedimos a situarnos en la cámara de llamadas con el resto de participantes. Fueron nombrando una a una a todos los representantes de las diferentes universidades por orden de salida. En nuestro caso, partimos con una ligera desventaja puesto que el año anterior ICADE no había clasificado por equipos y nuestra entrada al agua tuvo lugar por el extremo contrario de la ría por donde tendríamos que bordear la primera boya.
A las 15.50 se dio la salida, y tras un fulgurante comienzo conseguí situarme en la 5ª posición a paso de los 200 primeros metros. Mientras Fer intentaba no perder demasiado tiempo para poder recuperar posiciones en su especialidad: la bicicleta. Súbitamente todos los participantes se ciñeron hacia el extremo izquierdo de la ría y se produjo un colapso debido a la poca profundidad del fondo. Muchos participantes tuvieron que ponerse de pie para poder sortear las rocas que sobresalían del fondo y se produjeron diversos tapones entre los participantes y el agua se tornó turbia hasta que prácticamente no había visibilidad. En la zona de boyas también se produjeron los típicos atascos en los giros y aunque no fui consciente, debí detener un bajón de ritmo ya que para cuando salí del agua por las escaleras de salida, lo hice en el puesto 70 de un total de 90 participantes. Toda una debacle para mi que es mi especialidad. Cabe destacar el alto nivel de los participantes, muchos de ellos estudiantes de INEF y algunos residentes en centros de alto rendimiento de triatlón.
Ya en el segmento de bicicleta, poco pudimos hacer para recuperar las posiciones delanteras. Se formaron 3 pelotones de corredores, que a pesar de no encontrarse a demasiada distancia de nosotros, fueron imposibles de alcanzar rodando prácticamente en solitario. Pudimos adelantar a varios corredores que habían quedado descolgados al igual de nosotros, pero cuando llegamos al semgmento de carrera la diferencia era ya insalvable. A pesar del intensísimo calor (30ºC con una humedad agobiante) pudimos realizar el segmento de carrera recortando algunos puestos más, pero sin poder desplegar todo nuestro potencial atlético por las duras condiciones climáticas y geofráficas (una subida del 5% por las calles empedradas del centro) nos hicieron completar la distancia de 5Km a un ritmo bastante lejano a nuestro mejor tiempo en una prueba similar.
Por último, nos gustaría agradecer a la Universidad de Comillas y en concreto a Alberto Giménez jefe de Deportes de la universidad, la oportunidad que nos han brindado para representarles en esta prueba y el despliege de medios y facilidades para que pudiésemos acudir a la cita. Muchas gracias!
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